sábado, 30 de julio de 2011

Un Presidente no tan perfecto



En el artículo publicado hace una semana en el diario La República por el periodista Martín Tanaka, se analiza lo que fuera el último gobierno del ex presidente de Brasil Lula Da Silva y lo que para muchos debería de servir de ejemplo para el presidente Ollanta Humala.
Para el periodista del diario La República el gobierno de Lula Da Silva no fue tan perfecto como muchos lo quieren hacer ver, ya que tuvo muchos problemas y tensiones provocados por las decisiones del partido del ex presidente brasileño.
A Lula le pasó lo mismo que al actual presidente peruano, no tenía la confianza de los mercados así que para eso se alineó al centro político en plena campaña electoral, se comprometió a respetar los contratos y las obligaciones financieras del país. Y nombró a Antonio Palocci en el Ministerio de Economía y a Henrique Meirelles como jefe del Banco Central; Humala hizo algo muy parecido con su Hoja de ruta y nombró a Castilla y Velarde para los mismos puestos.
El aumento en el gasto social no fue tan alto como muchos piensan ya que en el 2002 el porcentaje de gasto social sobre el PBI fue de 21.4% y al finalizar su gobierno el gasto llegó solo al 23.7%. Para evitar problemas con los inversionistas tuvo que aceptar la entrada de los transgénicos y apoyar grandes proyectos energéticos en la Amazonía, ocasionándole enfrentamientos con grupos sociales antes cercanos al partido.
Para tener la mayoría en el parlamento se tuvo que recurrir a acuerdos con partidos de centro y de derecha provocando problemas con sus propios militantes, muchos de ellos pasando a formar parte de la oposición, incluso se descubrió sobornos a legisladores opositores.
Al final del artículo Martín Tanaka se pregunta como Lula logró terminar su gobierno con un 80 % de aprobación y la respuesta son los programas sociales que implantó, ya que tenían gran visibilidad política, no eran muy costosos y eran efectivos, algo que el presidente Humala busca repetir.
Para el periodista el presidente Ollanta Humala no solo tiene que preocuparse por tranquilizar a los mercados sino centrar su atención en la implantación de los programas sociales, de los que tanto se ha hablado en esta campaña.

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